Nunca he sido muy partidario de los discos de guitar-heros,
ni siento especial admiración por aquellos músicos que usan su instrumento
únicamente para lucimiento personal en lugar de utilizarlo para hacer buenas
composiciones, por lo que miraba con cierto recelo el nuevo lanzamiento del
guitarrista americano Eric Sardinas, uno de los más reconocidos artistas
surgidos en los últimos años en tierras americanas, debido a su mezcla entre el
blues más clásico y el rock and roll con toques sureños que tan buenos
resultados está dándole, sobretodo en directo.
Para esta ocasión se ha juntado con los Big
Motor(una base rítmica espectacular) para ofrecer el cuarto lanzamiento de su
carrera, siendo la formación de trío ideal para este tipo de rock and roll.
La sensación de dudas que me albergaba se pierde
a los dos segundos de escuchar la primera canción, y desaparece totalmente a lo
largo del disco. De buenas a primeras nos encontramos con el primer cañonazo,
“All I Need”. Un arpeggio inicial de Eric da paso a la base rítmica con un
sonido entre el rock sureño y el hard rock macarra, acompañado de un estribillo
excepcional y unos solos más que notables, siendo de los temas más rápidos y pegadizos
que nos encontraremos a lo largo del disco. “Ride” ralentiza el ritmo anterior
convirtiéndose en un tema más accesible para las radiofórmulas, un tema entre
el funky y el rock, con la incorporación de dos coristas femeninas y otro gran
estribillo a ritmo de palmas.
El comienzo surfero de “Find my heart” es
magnífico, muy en la onda de los Beach Boys más alegres, que también podría
servir como melodía para alguna de las series americanas que aparecen en
televisión en épocas veraniegas. La parte intermedia emula a los Queen de la
época “The Game”, siendo este tema el particular “Crazy Little thing called
love” del guitarrista americano. A continuación se escucha una canción que
podría haber sido cantado sin dudas por el gran Elvis, “Gone to Memphis” evoca
la onda más clásica del rock en sus tres minutos y medio de duración, participando
de nuevo las voces femeninas en el remate del estribillo.
“It´s
nothing new” es otro buen tema de rockn’roll más clásico, aunque debido a la
gran colección de temas anteriores queda en un plano inferior, como le sucede a
“This time”, siendo este un tema más bien de relleno, pese a los intentos de
Eric en adornarlo con un par de buenos solos de guitarra. No mejora mucho la
cosa con “Just like that”, el más fuerte del disco, donde canta de manera más
desgarrada, pero poquito más que sacar de él más allá de la buena
interpretación de nuevo con las seis cuerdas.
La cosa se anima con la primera versión de las
dos que aquí encontraremos, el “Burning Love” de Elvis Presley, un tema que le
viene que ni pintado a esta formación, ofreciendo toda una demostración de lo
que es coger un clásico del rock y tocarlo en el 2008 con el mismo feeling con
el que sonaba unas cuantas décadas antes.
De aquí hasta el final el disco vuelve a decaer, siendo
lo mejor de lo restante la segunda versión realizada, “As the crows flies” del
también referente clásico Rory Gallagher.
En resumen, podríamos decir que el sabor
resultante es más bien agridulce. Eric Sardinas ha fabricado un disco donde escuchar
de manera magnífica varias de las muchas vertientes del rock (desde lo más
clásico al sureño, pasando por el hard rock), con muy buenas composiciones en
su inicio pero que a lo largo del disco van diluyéndose frente al impacto
inicial. La producción es inmensa a cargo de Matt Grubber, y los músicos se
muestran excelsos en casi todos los momentos, destacando cómo no Eric Sardinas
tanto en su faceta vocal como en la musical, pero lo que parecía un disco de
Sobresaliente finalmente se queda en el Aprobado alto, y es realmente una pena
ya que las expectativas iniciales lo encaminaban a disco del año.
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