Llevan ya varios años de capa caída, con algunos temas buenos pero alejados de sus tiempos de mayor éxito.
Con escepticismo y a su vez expectación recibíamos
el nuevo disco de Hansen y sus pupilos, ya que si bien no habían estado
especialmente lúcidos en sus últimos lanzamientos, el hecho de titularlo como
la segunda parte de su obra maestra “Land of the free” hacía que tuviera un
gancho si cabe mayor. Un disco con ese aura no podía ir acompañado de una mala
carátula, y así sucede: la portada es sensacional, posiblemente la mejor que ha
sacado Gamma Ray desde aquél disco sobre el país de la libertad.
El primer tema, “Into the storm” no invita al
optimismo, pese a su dosis de fuerza parece que sigue en los patrones
repetitivos que representan los últimos discos de la banda, pero por suerte
pasa rápido, y en “From the ashes”, el siguiente tema, consiguen alcanzar cotas
que no demostraban desde “Powerplant”, su último gran disco. Un tema muy Maiden
en los bridges, tanto en las
guitarras dobladas como en las líneas de bajo, y con un estribillo colosal. No
se puede decir lo mismo del siguiente, “To Mother Earth”, donde se luce en el
doble bombo Dan Zimmermann, pero que pasa por un tema excesivamente típico
dentro del estilo que practican. Este es
uno de los puntos que creo Kai debe replantearse, y es intentar alejarse de los
temas a piñón fijo y probar otras cosas, ya que es muy difícil sacar algo
novedoso a estas alturas en este plan.
Mucho mejor es “Rain”, sin duda alguna. Interesante
riff el que lleva la canción, con un gran trabajo por parte de los dos
guitarras tanto en las rítmicas como en los solos, podría recordar a los Helloween actuales, saliéndose del patrón
típico comentado anteriormente, y que vuelve a demostrarse por ejemplo en
“Leaving hell”, un pastelón manido y cansino, que abusa en exceso de todos los
tópicos asociados al power metal alemán.
“Empress” pasa por ser el mejor tema del
disco. Canción densa, con la batería alejada (¡¡por fín!!) del doble bombo, y
un estribillo sospechosamente similar al
final del “Princess of the dawn” de Accept, tanto en ritmo como en el
tratamiento de las voces. Si obviamos la originalidad, un tema magnífico sin duda, que viene firmado por el
batería firmado Dan Zimmermann.
“When the World” es otro tema rápido, a piñón
fijo, con unos coros a lo Rhapsody a mitad tema que al menos sirven para salir
de la monotonía. “Opportunity” es otro tema intenso, de ritmo candente y épico,
que podría recordar salvando (y mucho) las distancias a algunas partes de
“Rebellion in dreamland”. No ignorar el guiño a “The clairvoyant” de Iron
Maiden en la parte central, y es que como ya todos sabemos, Kai es muy amigo de
introducir detalles que puedan recordar a diversas bandas (riffs, punteos,
líneas de bajo…), siendo éste un caso más. Aunque para similitudes, la de “Real
World” con la archiconocida “I Want out”, de estribillos distintos pero
estructura sospechosamente parecida, finalizando con otro “homenaje”, esta vez
a Kiss y su Welcome to the show con
el que finalizaban en “Psycho circus”.
Al menos no se puede decir que no haya variedad en los grupos escogidos.
“Hear me calling” e “Insurrection” son dos temas totalmente prescindibles. El último
es un tema largo, intentando conseguir lo que significó “Armageddon” por
ejemplo, pero quedándose a mucho de ese gran tema.
Un disco contradictorio, que mejora de sobra a
“Majesty” y “New World order”, pero que sigue sin redondear una obra completa
al nivel de lo que nos tenían acostumbrados. Por un lado tenemos un fenomenal
trabajo de todos los músicos y el acierto en introducir algunas variantes de
ritmos más pausados, pero por otro los temas a piñón fijo son los que Kai
debería replantearse para buscar nuevos horizontes, como los que llevan
siguiendo y consiguiendo con éxito sus compatriotas y otrora compañeros, Helloween.
A día de hoy, las calabazas vuelven a estar por encima de los rayos gamma…
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